“Llenaremos tu terapia de vida, no tu vida de terapias”
(Manuel Pacheco)

Desde mi experiencia como Fisioterapeuta en el trabajo con personas con discapacidad, he podido comprobar el papel que juegan en el proceso terapéutico factores no relacionados con las estrategias específicas de intervención. La empatía que exista entre el fisioterapeuta y la persona con discapacidad influye de manera directa en la valoración de ésta, la evolución de su patología y/o discapacidad, el abordaje terapéutico y su resultado en fisioterapia.

En el ámbito de la discapacidad, la Fisioterapia ocupa un lugar muy importante al tratar la recuperación física, con el fin de promover, mantener y aumentar el bienestar y la calidad de vida de estas personas. Está definida como “Arte o Ciencia del Tratamiento Físico, es decir, el conjunto de técnicas que mediante la aplicación de agentes físicos curan, previenen, recuperan y readaptan a los pacientes susceptibles de recibir tratamiento físico”.

La empatía es la capacidad cognitiva de percibir lo que otro ser puede sentir, así como señalan Ruiz y Villalobos un terapeuta empático ha de ser capaz de entender adecuadamente no sólo los pensamientos y sentimientos que la persona con discapacidad está expresando, sino también las implicaciones emocionales, conductuales y cognitivas que tienen en su vida.

Bajo mi experiencia, puedo decir que conseguir o no los objetivos terapéuticos planteados como profesionales, no solo depende de los aspectos científicos – técnicos que apliquemos, sino que se le suma de manera imperativa, la relación con la persona con discapacidad.

El carácter crónico de la mayoría de las enfermedades asociadas a la discapacidad requiere de un tratamiento fisioterapéutico continuo y adaptado capaz de mejorar la calidad de vida de las personas. Ésta previene las complicaciones de la enfermedad, facilitando mayor elasticidad, previniendo rigideces y contracturas, entrenando el control motor para optimizar la función, controlando las deformidades articulares y realizando un control estricto del aparato respiratorio.

Para conseguir esos resultados terapéuticos, se necesita de manera permanente la colaboración de la persona con discapacidad, por lo que la empatía puede favorecer en un primer momento la participación  de ésta, que al sentirse comprendida y entendida colabora de forma activa en los ejercicios terapéuticos planteados. Para ello hay que informar a la persona, hacerle partícipe en todo momento, fijar metas, involucrar a la familia…  Esto nos ayudará a que la persona tenga una mayor adhesión al tratamiento, aspecto fundamental para lograr los objetivos planteados, sobre todo en casos de enfermedades crónicas como son la mayoría de los tratamientos que me conciernen en mi trabajo.

Hay que decir que como Fisioterapeuta tengo unas necesidades básicas que tengo que cumplir como profesional:

  • Realizar una historia clínica inicial (evaluación, exploración física…) para poder marcar unos objetivos de tratamiento y una metodología a seguir.
  • Realizar las técnicas rehabilitadoras y ejercicios terapéuticos que se crean oportunos.
  • Hacer un seguimiento y evaluación de la persona.
  • Que la persona con discapacidad comprenda y recuerde la información que se le da.
  • Que la persona siga las pautas que se le recomiendan (adherencia terapéutica).
  • Etc…

A pesar de ello, cada persona es diferente y única, presentando características y actitudes diferentes ante un mismo diagnóstico y tratamiento; por lo que habrá que desarrollar un tratamiento fisioterápico individual para cada persona, adaptando las técnicas y ejercicios terapéuticos a cada una de ellas. Pero ello tampoco puede ser posible sin tener en cuenta las necesidades propias de cada persona con discapacidad, que no son las mismas que las nuestras como profesionales:

  • Que el fisioterapeuta tenga un comportamiento afectivo.
  • Que trate de comprender sus percepciones y cogniciones.
  • Que tenga en cuenta sus expectativas.
  • Que le de la información de manera comprensible.

Por tanto, a pesar de que las necesidades de las personas con discapacidad y la de los fisioterapeutas no son las mismas, se necesitan de ambas para establecer una línea de trabajo y conseguir los objetivos planteados en la historia clínica inicial. Aspectos como la empatía, la comprensión, la confianza… influyen de manera directa en el cumplimiento del tratamiento y la satisfacción de las personas con discapacidad.

En resumen podemos decir que la fisioterapia nos permite combinar los avances científicos – técnicos de la actualidad, con una atención centrada en la persona, que aumenta la eficiencia de los tratamientos y mejora la calidad de la atención que ofrecemos; personalizándola y humanizando la actividad asistencial.

           

Quiero terminar este artículo como lo inicié, con esta preciosa frase del Fisioterapeuta Manuel Pacheco:

“Llenaremos tu terapia de vida, no tu vida de terapias”

Bibliografía:

https://pachecofisio.wordpress.com/2015/06/27/llenaremos-tu-terapia-de-vida/

https://www.efisioterapia.net/articulos/fisioterapeuta-paciente-biomedico-biopsicosocial

http://www.scielo.org.co/pdf/recis/v4n1/v4n1a5.pdf

Mª José Carrasco Galán. Empatía en la terapia cognitivo conductual.

Cristina Mª Martín Hernández
Fisioterapeuta en Asociación San José

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