Es nuestra mirada la que pone el obstáculo, la que nos hace creer que el cambio es imposible. Son nuestras creencias las que nos impiden imaginar nuestra vida en otro escenario, de otro modo, haciendo otras cosas. Porque el problema de estas creencias limitadoras, es que no somos conscientes de que sean creencias, sino que pensamos que el mundo, que las cosas, que nosotros mismos somos en realidad así y que eso no se puede cambiar.
Se cuenta que el noble Ping había cumplido setenta años. Tenía un músico ciego también de avanzada edad que era su confidente. El noble se lamentó:
– ¡Qué pena ser tan mayor! Ahora, aunque quisiera estudiar y emprender la lectura de libros importantes, ya es demasiado tarde para ello.
El músico ciego preguntó:
– ¿Por qué no enciende la vela?
El noble se quedó perplejo con aquella respuesta. ¿Es que su súbdito trataba de mofarse de él? Dijo:
– ¿Cómo te atreves, osado, a bromear con tu señor?
La irritación del noble era evidente.
– Jamás bromearía un pobre músico ciego como yo con los asuntos del señor. Nunca osaría una cosa tal, pero prestadme un poco de atención.
El noble se calmó y el músico ciego dijo:
– He oído decir que si un hombre es estudioso en su juventud, se labrará un futuro brillante como el sol matinal; si estudia cuando ha llegado a una edad mediana, será su futuro como el sol de mediodía; si empieza a estudiar en la ancianidad, lo será como la llama de una vela. Aunque la vela no es muy brillante, por lo menos es mejor que andar a tientas en la oscuridad.
Ese mismo día el noble comenzó a estudiar.
Estar vivo es aprender y aprender es cambiar a cada paso. Morimos cuando dejamos de aprender, cuando sentimos que ya lo tenemos todo hecho. Y nuestro espíritu envejece cuando ya no es capaz de mirar nada con ojos nuevos, cuando nuestro mapa mental se vuelve rígido e inamovible, cuando no somos capaces de sentir la ilusión de lo desconocido, de sentir curiosidad, de proponernos algún reto…. Hay viejos con 20 años y jóvenes de 80. Lo esencial es que no importa la edad que tengas, aún estás a tiempo.