44 personas de entre 18 y 44 años desarrollan sus capacidades e inquietudes en el aula de educación permanente que está, en estos días, en periodo de balance y programación de cara al próximo curso

María José Ortiz y Paula Jabalera dedican parte de sus tardes en un aula-taller que atiende las inquietudes de los chicos y chicas que demandan seguir creciendo intelectualmente.

Llegado el momento, en cuanto se detecta que la salida a Educación Permanente no satisface la demanda, se adopta la decisión de comenzar en la propia Asociación con estas clases, que son más que un apoyo ya que ahondan en el desarrollo del intelecto y las capacidades de la persona  en función de su nivel cognitivo, edad e inquietudes.

En dos niveles, formados en función de la realidad con que arranca cada uno de los participantes, programan actividades desde los contenidos más básicos como la grafomotricidad, que les ayuda a sujetar y manejar un lápiz, hasta la lógico-matemática, el lenguaje o la lectura, la historia o temáticas monográficas con las que encontrar una variedad de posibilidades el marco de las inteligencias múltiples, del abanico de capacidades en que se centra la educación.

Para Paula y María José, además de la satisfacción personal por poder avanzar con ellas y ellos, el balance de esta actividad lo hacen los propios alumnos y alumnas con su interés, con su afán y con la implicación que demuestran con todo aquello que se propone, siempre pensando en la persona como eje sobre el que circula la intención de ofrecer ‘educación permanente’, versátil y personalizada.

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